Esa era la conclusión, y así lo han entendido, ¡menos mal! El asunto era adentrarse una poquillo más en el misterio de la Misa..., dentro de lo que humanamente podemos entender los hombres. Cuando he preguntado a las alumnas del colegio que atiendo el porqué de ir a Misa, ha habido múltiples respuestas: la presencia de Dios, la grandeza de recibir a Dios, realmente es "un rollo" al que tenemos que ir por obligación, depende del cura, me gustan los cantos si ayudan a rezar..., prefiero el silencio, etc. Respuestas todas ellas dignas de consideración...
Después hemos visto dos escenas de la película La Pasión de Cristo, (alguna no la había visto) en concreto el momento en el que quitan las vestiduras a Cristo, y el que levantan la Cruz y la relación con la Ultima Cena. Me parecen unas escenas estupendas, pues se explica la relación entre la Misa y la Cruz. Al terminar de ver esas escenas, cuando se han encendido las luces de la sala, he visto expresiones de estar conmovidas y alguna que otra "lagrimilla".
Me parece que hemos entendido un poco más -insisto en la pobre medida que los hombres podemos entender este Misterio-, y la conclusión que hemos sacado ha sido esa... vivir la Misa entendiendo que lo que vivo, participo, etc., es algo más serio, más grande que una simple cuestión de obligación, es algo que he de vivir entendiendo que Dios entra en mi, me transforma con su Presencia y me lleno de Amor siendo un personaje más en su Sacrificio Redentor. Ojalá nos sirva a todos a valorarla un poco, y amar y entender la Misa poniendo más el corazón, o desde el corazón.
De todas formas, no olvides que hablamos de un Misterio, y no he pretendido dar una explicación en estas breves palabras. Un saludo.
miércoles, 28 de noviembre de 2007
martes, 13 de noviembre de 2007
Montesquieu
Escuché hace unos días la siguiente frase de Montesquieu: "La libertad no es hacer lo que se quiere, sino poder hacer lo que se debe querer". No es que en general esté de acuerdo con los pensamientos del Barón de Montesquieu, pero -salvado el contexto en el que dice esta frase-, me parece muy acertada.
Estoy seguro que Montesquieu y su "Espíritu de las Leyes" sabía muy lo que decía y porqué, pero a mi me sirvió esa afirmación para pensar en que la libertad es un don muy grande de Dios, que el hombre posee, y que da muchos frutos de amor y santidad.
Estos días lo he podido comprobar. ¿Es posible sentirse feliz dando de comer, limpiando todo el cuerpo de un disminuido físico, sin que a uno le paguen nada, e incluso nadie se entere de ese acto de servicio? Seguramente pensaras que mucha gente buena lo hace, y es verdad gracias a Dios, pero quizás el verlo hecho realidad en un alma que tenía una vida tranquila y hecha, me ha impresionado más, por eso te lo cuento.
Pero ¿sabes que es lo que más me ha conmovido?, pues ver cómo este personaje me decía con un gran convencimiento: "Lo que más me hace sentir feliz es oír a esas personas darte las gracias cuando les limpias o les das de comer, pues en realidad soy yo quien debe darles las gracias continuamente, pues me están haciendo un gran bien". Ya ves, la libertad de hacer lo que se debe querer, aunque eso no sea agradable, ni nadie lo agradezca..., esa sí que es la verdadera libertad. Un saludo
Estoy seguro que Montesquieu y su "Espíritu de las Leyes" sabía muy lo que decía y porqué, pero a mi me sirvió esa afirmación para pensar en que la libertad es un don muy grande de Dios, que el hombre posee, y que da muchos frutos de amor y santidad.
Estos días lo he podido comprobar. ¿Es posible sentirse feliz dando de comer, limpiando todo el cuerpo de un disminuido físico, sin que a uno le paguen nada, e incluso nadie se entere de ese acto de servicio? Seguramente pensaras que mucha gente buena lo hace, y es verdad gracias a Dios, pero quizás el verlo hecho realidad en un alma que tenía una vida tranquila y hecha, me ha impresionado más, por eso te lo cuento.
Pero ¿sabes que es lo que más me ha conmovido?, pues ver cómo este personaje me decía con un gran convencimiento: "Lo que más me hace sentir feliz es oír a esas personas darte las gracias cuando les limpias o les das de comer, pues en realidad soy yo quien debe darles las gracias continuamente, pues me están haciendo un gran bien". Ya ves, la libertad de hacer lo que se debe querer, aunque eso no sea agradable, ni nadie lo agradezca..., esa sí que es la verdadera libertad. Un saludo
jueves, 8 de noviembre de 2007
La sabiduría del Cardenal
Hoy he tenido la fortuna, junto a un nutrido grupo de amigos sacerdotes, de escuchar al Cardenal Herranz acerca de la Libertad religiosa. Me ha encantado.
La verdad es que la Iglesia sabe elegir a sus hombres. Quizás sea porque lleva 2000 años haciéndolo, y cierta experiencia dan esos años, o quizás porque es el Espíritu Santo quien elige..., casi me quedo con la segunda opción.
El caso es que he pasado un rato muy agradable escuchándole, y reafirmándome en la idea de la importancia de la dignidad humana, de los derechos inalienables de la persona, y del respeto que debe haber por parte de cualquier autoridad de facilitar, o no impedir, que todos podamos ejercer nuestra libertad, entre otras, la de manifestar nuestra fe y dar culto público a Dios. Te recuerdo aquello de que la Palabra de Dios no puede ser encadenada.
También nos ha recordado el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos, y de que no les impongan el modelo de educación que el estado quiera dar, sino que ese derecho es exclusivo de los padres, etc. En fin, ha sido un gozo escucharle y compartir junto a otros amigos esas ideas.
Hoy me he vuelto a encontrar con esa acción de Dios en los hombres, en personas como el Cardenal Herranz, que ha dejado su vida por la Iglesia, y en cómo el Señor corresponde. Te recomiendo su libro recientemente publicado: En la afueras de Jericó.
Pero no ha acabado ahí la historia, porque también hoy he tenido la "suertaza" de ver hecha realidad la acción de Dios en un alma privilegiada, que ha dicho que SI a Dios dejando una vida más o menos tranquila, sin grandes contratiempos y con un futuro seguro, para ponerse a disposición de Dios y comenzar a trabajar en un Cottolengo, sin otro afán de que sea EL quien actúe en su alma, y le lleve por caminos menos fáciles, en los que pueda encontrarse con el verdadero Amor.
Realmente me he vuelto a encontrar con los caminos inexplicables de Dios, de ese Dios que sabe elegir los mejor para sus hijos, y lo hace a pesar nuestro. Te seguiré contando de esto.
Un saludo
sábado, 3 de noviembre de 2007
El verdadero gozo
Realmente hacía tiempo que no lo experimentaba. Hace unos días tuve la oportunidad de explicar en una clase a las alumnas mayores del colegio que atiendo algunas ideas sobre el noviazgo. Utilicé un power point que me facilitó un buen amigo construido sobre la película Un paseo para recordar.
Aparte de que el tema era interesante para las oyentes (están en la edad del primer enamoramiento), verdaderamente vi en aquellas caras una capacidad impresionante de captar lo que estaban oyendo y viendo (no sé si porque el protagonista es muy interesante para ellas, o por otras razones), pero disfruté muchísimo viendo el interés y la atención que ponían, contemplando aquellas caras que disfrutaban con lo que estaban escuchando. ¡Se sabían la película de memoria!
Eso sí, quedó claro que no basta la mera atracción física (que habitualmente queda un encuentro puntual y que deja mal sabor y amargura), ni con el enamoramiento puntual (que puede durar más, pero se agosta en el primer momento de dolor y sufrimiento), sino que hace falta el compromiso de amor verdadero, que se prueba en el dolor pero que acepta ese sufrimiento, y entiende que esa es la prueba del amor verdadero, y que ahí se hace el amor más fuerte.
Y es que sigue siendo verdad aquello de que Quien nos ha amado infinítamente está clavado en la Cruz, y que es ahí donde nace la salvación.
Esa es la tesis de la película que te recomiendo aunque sea un poco antigua, pero que ayuda mucho, y más si estás en esa edad del primer enamoramiento.
Tanto Landon Carter como Jamie Sullivan, protagonistas de la peli, son ejemplo de lo que debería ser un buen noviazgo que te aseguro que nunca lo encontarás ni empezará en un botellón.
Fue esta experiencia un gozo en el que disfruté muchísimo. Un saludo
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