lunes, 29 de enero de 2007

Efecto avestruz

Me gustó la foto. ¿Ridícula? No lo se. Puedes pensar lo que quieras. Pero me dió a a entender algo que sucede con frecuencia: esconder la cabeza, huir de la realidad, intentar vivir en una realidad virtual que no quiere saber nada, o pretende olvidar la vida real que "sufrimos".
De esta forma, los fines de semana son para olvidarnos de esa "espantosa vida"; hay que procurar "disfrutar" a cualquier precio, no importa con quién o cómo, de los efectos que tenga o de los desamores que probemos; navegar por internet sin rumbo, chatear o ultilizar el messenger "a destajo" lo utilizamos casi, casi... para cambiar de personalidad, y probar todo tipo de aventuras o aventurillas que nos sacan de la "aburrida y rutinaria" vida que vivimos, etc.
Me acordé de aquellas palabras que Lope: "A mis soledades voy, de mis soledades vengo, porque para andar conmigo, me bastan mis pensamientos", ¿andamos sólos?
Realmente cuando me hablan de soledad leo caras de armagura, y recuerdo lo que decía Teresa de Jesús: "Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta". BuscaLe y verás como tu soledad torna en alegría, en una alegría que las cosas de este mundo no pueden dar. Un saludo

lunes, 22 de enero de 2007

El perdón

Seguimos con las miradas.
Seguramente tienes que mirar con lupa muchas cosas. Y estoy más que seguro que pocas veces has mirado con lupa dentro de ti. Hazlo. Sin miedo, pero no lo hagas solo para ver, y ya está, sino que es preferible que mires, comprendas, y quizás tengas que pedirLE perdón, y ya sabes que EL SIEMPRE PERDONA. A veces lo dificil es perdonarse uno mismo, y saber pedir perdón a los demás. Te recomiendo que no dejes de hacerlo a menudo, a diario si puedes. Y por supuesto daLe siempre las gracias a EL al comprender lo que veas en tu interior. No tengas miedo a ese perdón, tanto dado como recibido, que da mucha paz. Un saludo.

lunes, 15 de enero de 2007

La mirada de la Providencia


Lo he leído hoy y me ha hecho pensar. Te lo copio para hacerte partícipe de algo que seguro que te ayudará. El autor es conocido: Romano Guardini, filósofo católico que enseñó en Alemania, y que forma parte de la filosofía del Personalismo. En otro momento te cuento más de este gran hombre. Vale la pena que lo leas y medites, y si lo comentamos, ¡mejor todavía!
"La palabra providencia nos dice que en todo acontecimiento hay una mirada, y que contemplando soy precisamente yo. Dice, además, que hay una previsión para todo lo bueno en relación a lo que me rodea. Hay, pues, unos ojos que todo lo ven y a los que no se escapa nada de cuanto me puede hacer daño o me puede ser útil, unos ojos que me observan continuamente y que notan la caída de cualquiera de los cabellos de mi cabeza, y ven sus consecuencias, teniendo en cuenta, precisamente, mi propio bien. Esta palabra refleja además que hay una intención, un corazón, una preocupación en todos los acontecimientos y, sobre todo, un poder más fuerte que todos los poderes del mundo, capaz de realizar todo lo que piensan aquel corazón y aquella preocupación".
Espero tus comentarios.

lunes, 1 de enero de 2007

La importancia de una mirada


Feliz año 2007. Otra vez estamos aquí. En esta ocasión querría comenzar los "senderos" del 2007 con unos testimonios que acabo de encontrarme. Son breves, pero conmovedores, y hablan de la "mirada" de nuestro querido Papa Juan Pablo II. También yo sentí esa mirada el día que imponía sus manos sobre mi, para ordenarme sacerdote.
En este caso es el de dos clarisas de Lerma (Burgos, España) donde hay más de 100 monjas la gran mayoría jóvenes "encerradas" entre cuatro paredes, y dispuestas a manifestar al mundo que se puede ser feliz e el silencio, la oración y la vida de Comunidad. Ahí te los dejo:
1. Aquel día yo estaba con tantísima gente en aquella calle esperando al Papa en el papamóvil y, al pasar, miró hacia mi lado... Nunca podré olvidar esa mirada: experimenté que él sabía que yo estaba allí, que me miraba a mí y que me conocía. En esa mirada había amor hacia mí, libertad para mí, horizonte para mí..., para mí. Y desde aquel momento quedó grabado en mi corazón dónde estaba la Verdad. Querido Padre, ¿cómo pagaré al Señor tanto Bien? Te quiere tu hija. Edén.

2. Roma, 12 de abril de 1992, Domingo de Ramos. Un grupo de la parroquia fuimos a Roma para participar en el encuentro mundial de la juventud con el Papa. Años después, supe que no les hacía ninguna gracia que fuera. Tenían miedo, porque yo era un poco revolucionaria. No amaba la Iglesia, incluso la criticaba... ¡No la conocía!; pero..., ¿cómo me lo iba a perder? Sin saber muy bien de qué se trataba, me encontré subida al autocar. Era muy pronto, apenas había gente todavía en la Plaza de San Pedro; me parecía imposible que aquella inmensa plaza pudiera llenarse. Teníamos un sitio estupendo en el pasillo central por donde pasaría el Papa. Todo el mundo estaba muy emocionado; yo más bien fría e incrédula. Pero empezó a llegar gente, sobre todo jóvenes, y se creó una expectación increíble. Sin proponérmelo, me vi contagiada de aquella expectación y me encontré esperando al Papa con todo mi ser. Y, por fin, le vi, y en su humanidad vi a Jesucristo. Sentí que me miraba, fue la mirada de Cristo en él, una mirada que transformó completamente mi vida. Sentí que iba a rezar por mí. La crítica se transformó en amor al Papa y a lo que él amaba: la Iglesia. Nació una súplica: «Señor, hazme comprender»; y el corazón comenzó a ensancharse poco a poco. Providencialmente, el 12 de abril de 1997, fui consagrada por Jesucristo en su Iglesia por toda la Humanidad. Gracias, Padre Santo. Betania