"A veces sentimos que lo que hacemos es tan sólo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota" (Madre Teresa de Calcuta)
Realmente cuando uno reflexiona sobre estas palabras, y sobre todo, pensando quién las dice, se da cuenta de que cualquier esfuerzo por amar vale la pena, aunque parezca inútil. Es verdad que decidirse a amar de verdad, con todo lo que eso significa es doloroso, y nos puede parecer un riesgo grande, pero es más verdad que esta vida no tendría su verdadero sentido sin amar, viviríamos en una absoluta soledad, eso sí, sin "riesgos".
De hecho, amar significa depender de algo que tal vez me puedan quitar y, por tanto es añadir el riesgo de un sufrimiento a mi vida. Pienso que ahí radica, manifestada o no, la no aceptación del amor: "no quiero amar, porque no quiero sufrir ese riesgo, ni ver limitada mi independencia, ni verme privado de mi disponibilidad, ni acabar siendo nada, prefiero no amar".
Estamos a las puertas de la Semana Santa. La pasión de Cristo no habla en un lenguaje diferente, es un sí al amor, porque ese riesgo de sufrir y de perder la independencia sólo por amor hace volver al hombre a sí mismo, le hace descubrir el Amor más trascendente, el del que da TODO sin esperar NADA a cambio.
Finalmente, el auténtico drama de la historia es un sí o un no al amor. (Estas ideas se las leí al Cardenal Ratzinger (Benedicto XVI) hace años). Un saludo
De hecho, amar significa depender de algo que tal vez me puedan quitar y, por tanto es añadir el riesgo de un sufrimiento a mi vida. Pienso que ahí radica, manifestada o no, la no aceptación del amor: "no quiero amar, porque no quiero sufrir ese riesgo, ni ver limitada mi independencia, ni verme privado de mi disponibilidad, ni acabar siendo nada, prefiero no amar".
Estamos a las puertas de la Semana Santa. La pasión de Cristo no habla en un lenguaje diferente, es un sí al amor, porque ese riesgo de sufrir y de perder la independencia sólo por amor hace volver al hombre a sí mismo, le hace descubrir el Amor más trascendente, el del que da TODO sin esperar NADA a cambio.
Finalmente, el auténtico drama de la historia es un sí o un no al amor. (Estas ideas se las leí al Cardenal Ratzinger (Benedicto XVI) hace años). Un saludo