miércoles, 29 de abril de 2009

Primero de Infantil

Hoy he estado con mis alumnas del cole que van a hacer este año la Primera Comunión. Son estupendas. Les estaba recordando algunas cosas relativas a lo que dentro de unos días van a vivir llenas de ilusión: recibir por vez primera a Jesús. En sus caras leía la ilusión de la primera vez y la pureza de que quien desea hacerlo bien y no manchar el alma para que Jesús se encuentre a gusto.
Inmediatamente después estuve con los alumnos/as de primero de infantil (¡¡3 años!!), son encantadores. Les hablé de Jesús como su Amigo, al que deben querer mucho (lo repetían con fuerza) y con el que pueden hablar. Vi una vez más la sencillez de la infancia que no esconde nada, porque nada le averguenza.
Todo ello me llevó a pensar: ¿por qué hemos manchado nuestra alma, y por qué hemos perdido la sencillez y pureza primera?,¿por qué nos hemos acostumbrado fríamente a decir que no a Dios, y hemos olvidado la lozanía de la juventud o la candidez de los niños? Me parece que nos hemos vuelto “viejos” de espíritu, y tengo la impresión de que buscamos satisfacer nuestros deseos sólo con lo que aquí nos llena, pero que nos deja vacíos.
Pensé que si somos capaces de volver a ser niños, ganaremos la batalla de la esperanza que nos devolverá la alegría. Ojalá emprendamos ese reto cuanto antes; la sociedad lo necesita porque ha olvidado que una vez fue inocente como los niños.
Un saludo.

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