El caso es que uno de los tertuliantes dijo: "si mi hijo me dice que quiere ser árbitro, le doy una bofetada que le da cuatro vueltas la cabeza"; me ha hecho gracia, ya que era la manera de decir que es mejor no meterse a árbitro, por el riesgo que supone. Otro de los participantes a la tertulia en ese momento dijo: "hay tan pocas vocaciones a árbitros como a cura, las escuelas de árbitros están tan vacías como los seminarios".
Pensé que enorme tontería comparar la vocación a árbitro (si la hay) con la de sacerdote. Lo único que se parecen es que van de negro -y ahora lo árbitros ni eso-, y los curas vamos recuperando el negro.
Estos días he estado en un encuentro con sacerdotes, la mayoría jóvenes, y todos ellos se identificaban con signo externo. Han sido unos días gozosos, de dar muchas gracias a Dios.
Pero el tema que yo quería comentar no era ese, sino el de la vocación.
Se dice que no hay vocaciones a cura, que cada día hay menos y que es una "especie" que se extingue. Me parece una sandez. Es cierto que los números han bajado, pero de lo que estamos absolutamente seguros quienes tenemos fe es de que siempre habrá sacerdotes, y que en buena parte eso dependerá de que los que ya lo somos seamos fieles, buenos y santos.
Sólo os pido que nos ayudéis a que esto se así.
Un saludo.