domingo, 27 de julio de 2008

Sofía

Acabo de tener la enésima sobrina-nieta (¡cómo pasa el tiempo!). (Mi sobrina es la de la derecha de la foto. Sofía está en brazos de su madrina)
Digo enésima, gracias a Dios, porque no recuerdo qué número hace, pues son ya bastantes los sobrinos/as casados/as. Sus padres (mi sobrina y su marido) ya la han bautizado -también gracias a Dios-, a la semana de nacer. Son unos buenos padres cristianos. Le han puesto de nombre Sofía. La verdad es que el nombre me encanta, me gusta mucho. Todavía no la conozco, espero encontrármela este verano en Galicia, donde sus padres pasan unos días en verano, junto a la ría de Betanzos. Estoy seguro que Sofía es guapísima como su madre, y como todas mis sobrinas, sobrinas-nietas y hermanas (no se me vayan a enfadar), y como mi madre, ¡no faltaría más!
Digo que el nombre de Sofía me encanta por lo que significa: Sabiduría.
Y es que la Sabiduría es algo que hoy día se echa de menos.
Hace un par de días leía en la Sagrada Escritura que fue precisamente la sabiduría lo que Salomón le pidió a Yavheh para gobernar a su pueblo, en lugar de pedirle riquezas o poder:
"Salomón dijo: «Tú has tenido gran amor a tu siervo David mi padre, porque él ha caminado en tu presencia con fidelidad, con justicia y rectitud de corazón contigo. Tú le has conservado este gran amor y le has concedido que hoy se siente en su trono un hijo suyo. Ahora Yahveh mi Dios, tú has hecho rey a tu siervo en lugar de David mi padre, pero yo soy un niño pequeño que no sabe salir ni entrar. Tu siervo está en medio del pueblo que has elegido, pueblo numeroso que no se puede contar ni numerar por su muchedumbre. Concede, pues, a tu siervo, un corazón que entienda para juzgar a tu pueblo, para discernir entre el bien y el mal, pues ¿quién será capaz de juzgar a este pueblo tuyo tan grande?".
Salomón pidió la sabiduría para gobernar a su pueblo, Dios se la concedió, y le dió también las riquezas. Nosotros ¿qué pedimos? o mejor dicho: ¿qué deseamos?, porque el panorama que esta sociedad hoy día nos muestra es el dominado por el hedonismo y el relativismo, que no desea otra cosa que un bienestar humano que no entiende, ni quiere entender nada de la Cruz, ni de la verdadera Sabiduría, esa que nos hace semejantes a Cristo, la Palabra, la Sabiduría.
Yo se que que Sofía va a ser sabia (santa) porque sus padres la van a educar para ello (además de guapa). ¿Cuántas ganas tengo ya conocerla!
Un saludo

domingo, 20 de julio de 2008

Vigilia en Sidney

Sólo para que lo veas, medites, disfrutes y te dispongas a preparar la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Madrid. Un saludo.

viernes, 11 de julio de 2008

El mundo gira

"La pasión hace girar el mundo, la fidelidad gira en vacío", así decía una de las protagonistas de la ultima película que he visto (Comprométete) al "chico de la película", antes de tener una aventura amorosa (o llámale como quieras) con él.
Verdaderamente es una frase redonda, pero vacía. Sencillamente porque cuando desvestimos la pasión de lo más razonable que tenemos, llega a ser obsesiva y dominante; se convierte en elemento dominador de nuestra vida, y acaba destruyéndola.
Tienes el ejemplo de quienes se han dejado dominar por el juego, por el vino, por la droga, por el sexo, o incluso por el trabajo..., como si fueran "dioses" que organizan a su capricho sus vidas, y deciden qué hacer o cómo actuar en cada momento.
Recuerdo que leí hace tiempo el lema de los cartujos: "Stat crux, dum volvitur orbis" (La cruz permanece firme, mientras el mundo da vueltas).
Efectivamente el mundo gira, y mientras gire estará la Cruz, la Cruz con la que inevitablemente nos encontramos cada día, pero no una cruz sangrante y desagradable, sino una cruz salvadora y alegre.
Seguramente muchos hoy día hemos olvidado -o queremos quitarnos de encima- la Cruz porque nos produce rechazo, y lo que suele suceder es que cuando nos apartamos de esa Santa Cruz, nos encontramos dominados por el capricho, la superficialidad o la frivolidad, que llegan a ser señores de nuestra vidas.
Te recomiendo que veas esa película (aunque hay cosas con las que no comulgo), y que leas el capítulo (Dios es Amor. entonces ¿por qué hay tanto mal?) acerca de la Cruz y del mal de aquel libro de Juan Pablo II Cruzando el umbral de la esperanza.

Un saludo

sábado, 5 de julio de 2008

La Paciencia


Ayer escuché en unas declaraciones de un político de izquierdas la siguiente frase: "La paciencia es una virtud revolucionaria".

Verdaderamente me sorprendió, pues parece como una contradicción: paciencia y revolución. Siempre he entendido "que la revolución hay que hacerla lo antes posible", "que sobran los pusilánimes o acobardados en las revoluciones", que hay que "echarse al monte", "coger las armas", "hacer desaparecer a los tímidos e indulgentes", "que sobran los comprensivos", etc., etc.

Siempre he entendido la paciencia como la virtud que enseña a esperar, a hacer las cosas en su momento, y a tener el acierto de actuar cuando es preciso, ni antes ni después.

De todas formas me acordé de aquella frase de que "el cielo es para los valientes", y pensé que verdaderamente el paciente es un valiente que sabe esperar, y que entiende que hay que rebelarse ante la mayor esclavitud que es la del pecado. Te copio una frase que siempre me ha gustado:

"La religión es la mayor rebeldía del hombre que no tolera vivir como una bestia, que no se conforma —no se aquieta— si no trata y conoce al Creador. Os quiero rebeldes, libres de toda atadura, porque os quiero —¡nos quiere Cristo!— hijos de Dios. Esclavitud o filiación divina: he aquí el dilema de nuestra vida. O hijos de Dios o esclavos de la soberbia, de la sensualidad, de ese egoísmo angustioso en el que tantas almas parecen debatirse." (San Josemaría)

Tenemos que ser "revolucionarios del amor", pacientes con los defectos de los demás, pero atrevidos y valientes para hacer la verdadera revolución que hoy el mundo necesita, la del Amor.
Un saludo.

miércoles, 2 de julio de 2008

Hacemos las maletas

Seguramente estos días estarás haciendo las maletas..., o quizás a mitad de mes, o en agosto.
El caso es que medio país se pone las bermudas, la camiseta de verano, las chanclas; en la mochila mete el bañador (o lo lleva puesto) y la toalla. El coche va lleno de maletas, bicis, cachivaches de todo tipo; nos dirigimos a descansar -mejor dicho, a intentar descansar- a la playa o al monte... ¡Llegó el verano!
Hoy he hablado con dos o tres madres de familia. Mientras las escuchaba por el móvil, oía un montón de gritos, carreras, estruendos de todo tipo..., que incluso impedían escucharlas bien. En cada caso los niños (son familias numerosas, ¡olé, por ellas!) no les dejaban ni hablar ni escuchar... ¡es el verano!
Puede parecer que tener a los niños en casa, dedicarles más tiempo, ocuparles el día sea un engorro infinito, pero al mismo tiempo, también eso hace familia (incluidas las pequeñas peleas), se aprende a convivir, a quererse más, sencillamente porque se está más tiempo junto.
Organizamos el verano de muchas maneras. Pero me preguntaba esta mañana, ¿lo montamos al margen de Dios y de los demás?
Ayer me contaba un amigo que estuvo en la Expo de Zaragoza, que le sorprendió ver en la pabellón de la Santa Sede una pequeña capillita donde se podía rezar, con la presencia de Dios en el sagrario. Me alegré infinito.
Ojalá también en el centro de nuestros veranos y de nuestras familias esté su Presencia de modo permanente, y nos montemos estos días de descanso contando con El, descansando en El.
Un saludo