Coincidió con que un buen amigo mio sacerdote (prefiero no desvelar su nombre para evitarle mayores males), me escribió una conmovedora carta contando algunas experiencias que había vivido allí. Te trascribo unos párrafos:
"Llegué a esa gran ciudad, y me hospedé en casa de un amigo. Al día siguiente el primer contacto me esperaba ya en un lugar de la ciudad. En realidad no sabía ni el nombre ni el lugar donde iríamos luego por seguridad. Se trataba de un seminario clandestino.
Unos cuantos seminaristas y varios sacerdotes en lo que era una antigua fábrica. El lugar decían que era seguro que no les habían molestado demasiado. Una gran austeridad, y una vida sencillísima pero llena de alegría y de piedad. Allí di unas clases y charlas, celebré y prediqué cada día en
Después de tres días y medio dejé aquel lugar con nostalgia y dando muchas gracias a Dios por lo que había vivido con aquellos hermanos nuestros que como bien me dijeron: no somos clandestinos, vivimos en la luz y queremos ser fieles a
En un piso de una familia católica se había organizado un retiro para un grupo de chicas. Son mujeres jóvenes con deseos de entrega y apostolado pero sin ayuda ni mucha formación pero buenísimas. Todas jóvenes y con deseos de crecer interiormente. Aquella experiencia me marcó fuertemente. Aquellas misas en el comedor de la casa tenían una presencia tan especial del Señor que cada día venía, nunca mejor dicho escondido, pero con deseo de manifestarse a todos. (...)
Por la noche mi amigo me invitó a ir con él para visitar a sus feligreses en una reunión clandestina en un lugar del campo con los cristianos que más colaboran y ayudan en la pastoral. Es increíble pero
Aquella noche fue inolvidable. Habría unas cincuenta personas. Una bombilla apenas iluminaba aquel lugar que estaba lleno de luz y entusiasmo en el corazón de todos. Yo les hablé del amor a
China no cabe duda que es un gran país, es un continente. Cuanto hay que rezar ahora especialmente por la libertad y la reconciliación de
6 comentarios:
Gracias por visitarme y por tus palabras...
Cariños miles
gracias a ti querida semilla, y que sigas en tu camino de conversion, en el que todos estamos. Un saludo muy cariñoso
Javier, gracias por este testimonio, fresco como el agua manantial, claro como los primeros rayos del amanecer, sereno como la suave brisa.
Un fuerte abrazo.
Gracias a ti caminante que supongo que llegaras descansado de tus viajes. Un abrazo
Realmente es un testimonio que invita a seguir cada día un poco más.
Un saludo estimado Javier.
asi querido Daniel. Un abrazo
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