miércoles, 12 de marzo de 2008

La muerte de Dios


Estamos a unos pocos días de la Semana Santa. Vamos a volver a vivir esos acontecimientos que nos hablan de la muerte del Hombre-Dios, y de las consecuencias que tiene en nuestra vida. No podemos olvidar que Dios muere, pero resucita. La Resurección del Señor da sentido a nuestra Fe.

Hoy muchos han anunciado la "muerte de Dios" y viven como si no existiera. En una reciente intervención nos lo recuerda el Papa:

"La «muerte de Dios» anunciada, en las décadas pasadas, por tantos intelectuales cede el lugar a un culto estéril del individuo. En este contexto cultural existe el riesgo de caer en una atrofia espiritual y en un vacío del corazón, caracterizados a veces por formas sucedáneas de pertenencia religiosa y de vago espiritualismo. Se revela cuánto más urgente reaccionar a tal deriva mediante el recuerdo de los valores elevados de la existencia, que dan sentido a la vida y pueden apagar la inquietud del corazón humano en busca de la felicidad: la dignidad de la persona humana y su libertad, la igualdad entre todos los hombres, el sentido de la vida y de la muerte y de lo que nos espera tras la conclusión de la existencia terrena. (…)
La consecuencia ha sido que el hombre contemporáneo tiene con frecuencia la impresión de no necesitar ya a nadie para comprender, explicar y dominar el universo; se siente el centro de todo, la medida de todo. (…)
Cada vez más la fórmula «etsi deus non daretur» («como si dios no existiera») se convierte en un modo de vivir que trae origen de una especie de «soberbia» de la razón -realidad creada y amada por Dios- que se considera autosuficiente y se cierra a la contemplación y a la búsqueda de una verdad que la supera. La luz de la razón, exaltada, pero en realidad empobrecida, por la Ilustración, reemplaza radicalmente la luz de la fe, la luz de Dios"

A la luz de estas palabras, te animo a que en los próximos días vuelvas a meditar esos textos del Evangelio que relatan la Pasión, y no dejes que esas escenas sean algo que se lee sólo como un recuerdo que se olvida; sino que realmente te sientas protagonista, presente en aquellos acontecimientos. Así, no vivirás como si Dios no existiera, porque existe y ¡ha resucitado!
Un saludo y feliz Pascua de Resurección.

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