sábado, 5 de julio de 2008

La Paciencia


Ayer escuché en unas declaraciones de un político de izquierdas la siguiente frase: "La paciencia es una virtud revolucionaria".

Verdaderamente me sorprendió, pues parece como una contradicción: paciencia y revolución. Siempre he entendido "que la revolución hay que hacerla lo antes posible", "que sobran los pusilánimes o acobardados en las revoluciones", que hay que "echarse al monte", "coger las armas", "hacer desaparecer a los tímidos e indulgentes", "que sobran los comprensivos", etc., etc.

Siempre he entendido la paciencia como la virtud que enseña a esperar, a hacer las cosas en su momento, y a tener el acierto de actuar cuando es preciso, ni antes ni después.

De todas formas me acordé de aquella frase de que "el cielo es para los valientes", y pensé que verdaderamente el paciente es un valiente que sabe esperar, y que entiende que hay que rebelarse ante la mayor esclavitud que es la del pecado. Te copio una frase que siempre me ha gustado:

"La religión es la mayor rebeldía del hombre que no tolera vivir como una bestia, que no se conforma —no se aquieta— si no trata y conoce al Creador. Os quiero rebeldes, libres de toda atadura, porque os quiero —¡nos quiere Cristo!— hijos de Dios. Esclavitud o filiación divina: he aquí el dilema de nuestra vida. O hijos de Dios o esclavos de la soberbia, de la sensualidad, de ese egoísmo angustioso en el que tantas almas parecen debatirse." (San Josemaría)

Tenemos que ser "revolucionarios del amor", pacientes con los defectos de los demás, pero atrevidos y valientes para hacer la verdadera revolución que hoy el mundo necesita, la del Amor.
Un saludo.

1 comentario:

Unknown dijo...

llevas toda la razon Luisa, ojala sean muchos más los que puedan llamarle Padre como hacemos tu y yo. Un saludo