Perdona que hoy ponga dos entradas, ya se que no es lo mejor, pero es que hoy he vuelto a hacer la experiencia, y te lo recomiendo.
Me ha ayudado de tal manera, que no quiero dejar de expresarte mi alegría y mi paz, porque después de una confesión, recibida la Misericordia de Dios, vale la pena expresarlo, gritarlo, ¡cantarlo! si fuera necesario. Si tienes la oportunidad, de verdad, no la dejes pasar.
Quizás te parezca trasnochado, incluso estresante, o es posible que llegues a pensar que es traumatizante..., pero me imagino que puede ser porque hace tiempo que no lo pruebas, o por alguna mala experiencia. Te aseguro, repito, que vale la pena. Hace unos días, vi la cara radiante de una persona que después de experimentarlo, de recibir la Gracia, sólo podía dar las gracias al sacerdote que la atendió, mejor dicho, al mismo Dios que la perdonó. Un saludo
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